La Oscuridad es parte de la naturaleza y es digna de celebrar, es el espacio en que se gestan los sueños: el útero es un lugar oscuro y es donde se gesta la vida, las semillas se plantan protegidas de la luz, los perfumes, medicinas y licores se maceran en la oscuridad. La luz es radiación y en exceso puede quemarnos con sus rayos uv. La noche provee protección a los animales que son presa de día y alimento a los cazadores nocturnos, nos da tiempo para descansar y refresca los seres que viven en zonas desérticas..
Para la espiritualidad de la Diosa celebrar la oscuridad es enfrentar los propios miedos, los propios demonios, las partes vulnerables del ser que han sido heridas por la sombra colectiva de la sociedad, por experiencias traumáticas, por memorias de otras vidas, por memorias de nuestros ancestros.
Si bien el término Diosa Oscura es moderno, sirve para señalar este lado Oscuro que potencialmente todas las Diosas poseen, ya sea que reinen en la oscuridad, que estén vinculadas a la muerte o la sexualidad, que estén asociadas a tabúes sociales, a emociones reprimidas, que iluminen el mundo subterráneo o que vivan ciclos en que reinan en la oscuridad. Algunas Diosas poseen un lado oscuro que está fuertemente relacionado con los roles de género que la sociedad ha impuesto en distintos tiempos a las mujeres. Lilith se revela ante rol de amante sumisa de Adán, Rhiannon es acusada de matar a su propio hijo, Blodewedd es conjurada y destinada a casarse con un rey. Pero la sombra de la Diosa no se limita a la mujer, abarca temores universales como el miedo a la muerte, al cambio, a lo desconocido. Contiene el poder destructivo de la naturaleza que aunque no es bueno ni malo puede ser manipulado por los seres humanos para dañarse los unos a los otros o para dañar a otros seres vivos. La sombra de la Diosa nos acerca a todas las problemáticas de poder. Desde las más personales en relaciones íntimas a las más globales vinculadas a la política y la justicia.
La oscuridad no es algo que se pueda eliminar. La Madre Oscura en la rueda de Avalon es Kerridwen. Ella preparó durante un año y un día una pócima para su hijo feo, Avagddu. Kerridwen quería que su hijo feo fuera sabio, nunca lo logró, en cambio tuvo que alimentar en su vientre a quién le había robado la esperanza tomando las únicas gotas de la pócima mágica que realmente servían. Todo el resto del caldero no era más que veneno, todo el resto del caldero era resentimiento y rechazo por el hijo feo. Alimentando a su enemigo Gwyon en su vientre, Kerridwen lo transforma en una obra de Arte, en Taliesin, el Merlín que tendrá el don de la profecía, poseedor del Awen, la inspiración poética. La oscuridad no se puede eliminar, ni rechazar, sólo se puede traer más belleza al mundo transformándonos. Además nadie prepara una pócima para otro, la pócima que Gwyon revolvió finalmente fue destinada a él mismo y no pudo ayudar a Avagddu. La Oscuridad trae consigo la lección de dejar ir y de asumir. De transformar lo que podemos y aceptar lo que no podemos cambiar, soltando la necesidad de mantener el control. Ella disuelve las ilusiones, las apariencias y nos deja frente a la cruda verdad: si no hay amor, no hay nada.
La rueda de Avalon comienza simbólicamente a girar cada Samhain, cuando Kerridwen comienza a revolver el caldero de transformación, en que cada día, y a la hora planetaria correcta, dejará caer las hierbas que producirán el elixir de sabiduría. Quien quiera que lo pruebe se convertirá en el ser más sabio de la tierra.
Sin embargo Gwyon Bach probó accidentalmente la pócima antes de tiempo cuando a Kerridwen se le salpicaron unas gotas del caldero y al darse cuenta de que de pronto comprendía todo huyó.
El caldero cuyo remanente era sólo veneno se partió en dos y envenenó a los caballos de Gwyddno Garanhir que bebían de un manantial que se contaminó del brebaje aquel.
Kerridwen decidida, salió en búsqueda de Gwyon y ambos danzan la transformación en distintos animales simbolizando los cuatro elementos. Para el Fuego el se transforma en Liebre y ella en un Galgo, para el Agua, él se transforma en pez y ella en nutria, para el Aire, el se transforma en pájaro y ella en un halcón incansable. Por último, y no menos importante, el se transforma en un grano de trigo y ella en la gallina negra, representando el último elemento, la tierra.
Luego de ser tragado, el grano de trigo crece en el útero de Kerridwen hasta dar a luz a Taliesin, el Merlin.
Este paso por ocho estaciones o festivales es el que vivimos año a año en la Rueda de Avalon.
Nuestra última estación antes de volver a comenzar el ciclo de Kerridwen se celebra en el equinoccio de Otoño, el tiempo de la manifestación, la cosecha final donde todos nuestros sueños se materializan. En el hemisferio norte el equinoccio de Otoño en nuestro hemisferio coincide con el final del tiempo de Piscis que trajo la abundancia de Ker y con el inicio de la rueda del zodiaco en Aries, por lo que adquiere en nuestra rueda el sentido de final y comienzo, es para nosotros en Chile también el tiempo en que comienza el año escolar y en que se comienzan varias actividades burocráticas, exagerando esta condición. El equinoccio otoñal es uno de los puntos de equilibrio entre la luz y oscuridad diurnas y nocturnas. Como punto de equilibrio suele simbolizarse por la doble espiral o también por el símbolo del infinito.
En la Rueda de Avalon celebramos en este tiempo a las Diosas de la Tierra, como el útero de abundancia, sustento y seguridad, la llamamos Banbha como Diosa ancestral del Oeste, del Oeste donde está Irlanda o del Oeste hacia donde se orientaban las tumbas neolíticas. También la celebramos como Diosa planetaria, como Ertha o como Gaia. Este final de la Espiral nos lleva por supuesto a mirar la dirección que falta, la novena dirección, el centro del espiral. Aquella dirección que nos acompaña todo el año y cuya manifestación interna es la Dama de Avalon, mientras que la externa es la Diosa de la Tierra que nos rodea en este momento.
A partir de este Equinoccio los días se vuelven más cortos y miramos hacia Samhain y hacia un nuevo ciclo de transformación con Kerridwen.
Fuentes: Mabinogion, traducido por Lady Charlotte Guest
Priestess of Avalon, Priestess of the Goddess, by Kathy Jones.
¿Quién es la Diosa? Mucha gente se me acerca con esa pregunta. La verdad es una pregunta que es difícil de responder. Es difícil de responder porque en los últimos dos mil años occidente ha carecido de un referente de la Diosa que no sea extrangero o antiguo. Sí, en los últimos dos mil años para hablar de Diosa, tenemos que hablar de alguna divinidad de la lejana India como Kali o Durga o sinó hablar de alguna divinidad antigua cuyo culto quedó en la historia como el de Isis o Hékate. Es por esto que hoy es tan difícil hablar de la Diosa, occidente no tiene un referente directo. La espiritualidad de la Diosa ha tenido que experimentar, recrear y reinventar, mirar para el lado y para atrás, y cuando me preguntan quién es la Diosa, a veces siento que miro para el lado o para atrás. Cuando digo que es cómo Dios pero femenina, la respuesta inmediata es decir que Dios no tiene género. Entonces digo, que a Dios le llaman Padre y yo a la Diosa, la llamo Madre. Entonces aparece el tercer referente para entender quién es la Diosa, que somos nosotras mismas como mujeres en la actualidad, cómo madres e hijas y es el motivo por el cual la Diosa se ha redefinido y se sigue redefiniendo. En occidente la espiritualidad de la Diosa viene a llenar un vacío, una laguna mental, un tremendo olvido colectivo que no sabemos de dónde viene ni cuanto espacio abarca en la psique, en el alma mundis.
Astarte Syriaca, Dante Rosetti
Me imagino que si estuvieramos en el siglo II hablar de la Diosa, sería algo pasado de moda. Algo retrógrado. Algo que sólo queda en el colectivo de la “gente de campo”, de los paganos, catalogados de ignorantes, analfabetos. Por qué no algo de lo que no se puede hablar. Un tabú vinculado a tiempos irracionales en que los seres humanos creían que convivíamos con unos seres superiores que parecían humanos que tenían virtudes defectos, que se amaban y odiaban. Tiempos de un supuesto politeísmo en que cada grupo o nación tenía Dioses diferentes, con muchos nombres, cualidades y gustos. Me imagino que el cristianismo con su símbolo del pez (símbolo vinculado a las antiguas diosas fenicias del mar) no sólo fue impuesto por la fuerza, sinó también con el esfuerzo de la prédica y la evangelización. Quiero pensar que algo ocurrió en la psiquis del colectivo que nos hizo volcarnos a esta nueva forma de ver el mundo invisible. Jesús, cómo el nuevo Mitra, se impuso ante los misterios, también nacido de una virgen. Los nacimientos vírgenes eran algo valorado y buscado en la grecia antigua, cómo un nacimiento divino de alguien que cambiaría el mundo, por ende no es de extrañar que en ese contexto Jesús tendría que nacer de una virgen para generar el impacto que tuvo *.
Sé que muchos me dirán que el cristianismo fue simplemente impuesto por la fuerza de la espada y que no hay nada más que decir al respecto. Que el dios cristiano es un dios del imperialismo romano, que sirvió para unir las regiones del imperio romano, luego el reinado de España y así sucesivamente, colonizando África y América. Que tenemos como precedente el D-s de los hebreos, un D-s del exilio, que sirvió para unir a las comunidades nómades, antes pastoriles, que ante el avance de la agricultura quedaron en la esclavitud o en lugares donde predominaban otras creencias y culturas, y que hasta el día de hoy une personas que habitan en distintos lugares del globo.
Pero imaginemos por un momento que nada de esto es cierto. Imaginemos que el ser humano se vio en una encrucijada y se encontró con la necesidad de elegir entre este mundo lleno de dioses, diosas, semidioses y titanes con genealogías y largas historias familiares de batallas, amor, errores, aciertos y tragedias, y otro mundo con un dios y un hijo divino encarnado nacido de una virgen humana que se sacrifica para salvarnos a todos.
Qué pasó? Qué nos desilusionó tanto de los dioses que necesitamos ese apocalipsis de los dioses y esta “nueva era”? Me lo pregunto sobre todo cuando ahora se escucha hablar de una “nueva era”. ¿Estamos siquiera cerca de un cambio tan grande como el que ocurrió en los alrededores del año 0?
Volviendo al ejercicio que estoy planteando, imaginense la Europa pre-cristiana, donde diosas como Isis, Cibeles, Minerva rigen y protegen grandes ciudades , hogares y puertos, el culto a muchas de estas diosas se extendió además con el imperialismo romano. Religiones mistéricas como el mitraísmo también se extendieron a lugares lejanos. Diosas y Dioses de cada región además convivían y se sincretizaban. Así es como Minerva se encuentra con Sulis, Thor con Júpiter, y así sucesivamente. Dioses celtas, nórdicos, eslavos, tracios, helénicos, fenicios conviven de alguna forma a veces pacíficamente otras veces no. Dependiendo del lugar donde nacimos probablemente tendríamos afinidad con una Diosa o Dios o con muchos de ellos.
Pero sigamos recordando en este ejercicio imaginario. Tenemos una serie de Dioses y Diosas, con largas historias familiares, con tragedias, traiciones, alegrías, placeres y manjares. Osiris muere cada noche a manos de su hermano Set y es reconstituído por Isis. Deméter y Perséfone se separan cada Otoño en un duelo para la Gran Madre. Arianrhod maldice varias veces a su hijo Lleu. Rhiannon es exiliada y culpada de matar a su propio hijo.
Ascención de la Virgen S XV Michel Sittow
Y por otro lado el Dios cristiano es perfecto, no tiene padre ni madre, principio ni fin, no tiene otros dioses con quien disputarse, ni historias de conflictos con otros pares. Su mayor enemigo es una ángel caído, una especie de oveja descarriada de entre sus sirvientes con mucho menos poder que él. El poder de él se basa en las debilidades del humano y no de Dios. Sin embargo tiene un hijo, un avatar, que encarna y se sacrifica para salvar a la humanidad. ¿Salvarla de qué? Del sufrimiento. Del sufrimiento de los ciclos y los cambios. Desde el nacimiento y muerte de Jesús el mundo y el tiempo se detiene. Ya no tenemos que padecer estos ciclos de las estaciones, estos duelos y dolores. Jesús como Inanna desciende a los infiernos, para que ninguno de nosotros tenga que descender nunca más. Muere y resucita para que tengamos vida eterna y no tengamos que lidiar con la muerte ni reencarnar y recordar dolores anteriores. Además nos perdona absolutamente todo. Nos ha salvado. Nos ha salvado de estos dioses emocionales, que sienten que se quiebran, que se enojan, que sienten furia, que se alegran, que seducen, que aman apasionadamente. Nos ha salvado de ese cuerpo que nos hace sufrir, de esas emociones que nos hacen padecer, de esa irracionalidad de amar y odiar. Nos perdona cada vez que odiamos por hacerlo.
Y sin embargo la Diosa regresa, mientras el inframundo siguió ahí acumulando historias enterradas por generaciones de ancestros y ancestras, de karmas y relaciones, algunos y algunas, dejando de lado los tabúes y prohibiciones, decidimos descender y ver qué encontramos, qué fue lo que Jesús fue a dejar a los infiernos en esos tres días que era tan importante enterrar en ese momento de la humanidad. Cómo es que la Diosa Madre prefirió convertirse en mujer de carne y hueso, dejar de ser la Madre de Dios y convertirse en humana.
Hay una carta del Tarot muy bella que tiene relación con la escatólogía, el apocalípsis, y los momentos de renovación. Es el juicio. Qué pasa si desenterramos a nuestros ancestros y ancestras y revivimos el culto a la Diosa. Qué pasa si aquellas almas que sirvieron en los antiguos templos son llamadas de nuevo? Qué pasa si escuchamos la música celestial que desde las Estrellas nos llama a reconstruir desde las entrañas de la tierra un culto que estaba olvidado. Quiénes escuchamos ese llamado y porqué? Cual es nuestro apocalípsis personal, nuestra necesidad de rehacernos? Cómo podemos desenterrar lo que enterramos en la infancia, adolescencia, y adultez sin siquiera darnos cuenta?
Este desenterrar de cada uno, de cada alma, de cada psique, va reconstituyendo una imagen de la Diosa actual, se va alimentando con la otredad que encontramos en las Diosas de otras culturas, y se nutre de la historia y el recuerdo de las Diosas de la Antigüedad. La Diosa está tan enterrada en la Psique de la mayoría que ya mencionarla descubre la laguna mental con la que tenemos que lidiar. El lago de la conciencia que tenemos que mover con las gotas de lluvia para poder acceder a lo que está en el fondo. La Dama del Lago, guarda las memorias, cruzando el lago llegamos a Avalon, la Tierra donde la Diosa vive en cada color, en cada aroma, en cada emoción de dolor y placer. Para nuestra generación la Diosa es fundamentalmente algo que hemos olvidado y que necesitamos recordar cuando la vida nos enfrenta a un apocalipsis del alma, a una redención y reivindicación. Es una apocalipsis presente, que nos lleva a hacer cambios en el ahora, en la tierra, y no la esperanza de una salvación externa que venga a rescatarnos. Cada Alma rescata dentro de si misma a la Diosa y si este proceso se repite, si es que es capaz de permanecer y caminar sobre la Tierra, en las próximas generaciones veremos cómo convive la Diosa, ya no desde el rescate, y podríamos decir que estaríamos ante una nueva era con propiedad.
*Marguerite Riglioso, The cult of divine birth in ancient Greece
Beltane es el tiempo en que en la Rueda de Avalon celebramos el florecimiento de la primavera. Es el tiempo en que Rhiannon, la Diosa del amor y de la sexualidad sagrada se reúne con su consorte Pwill. Él regresa del inframundo con la ayuda de Rhiannon y se encuentra con ella en las laderas de los “cerros huecos”, aquellos cerros sagrados que son la entrada al otro mundo, a Elfland, la tierra de los Elfos.
Recientemente tuvimos la bendición, junto a la Tribu del Manzanar de poder celebrar al aire libre y en las playas de Viña del Mar esta festividad. Danzamos el llamado “palo de mayo” en el noviembre del hemisferio sur, enlazando las polaridades, encontrándonos cara a cara con otras personas que transitan el camino en direcciones opuestas, celebramos este enlace tejiendo la mágica trenza de Rhiannon. Saltamos el fuego sagrado del Caldero de Annwn, el Caldero de Kerridwen, aquel que nos promete creatividad fértil.
¿Por qué es tan importante celebrar los cambios de estación y las festividades intermedias?¿Para qué hacemos esto o con qué fin?
La naturaleza funciona con ciclos que se manifiestan en el mundo que nos rodea y en nuestro propio cuerpo. La Diosa va cambiando de aspecto a medida que el año transcurre y la Madre tierra se va vistiendo de distintos colores, y energías en el transcurso del año. Esto nos afecta porque vivimos dentro de Ella. Y nos afecta de distintas formas, abriéndonos a ciertas emociones, produciendo nuevos encuentros, cambiando las circunstancias que vivimos. Los signos de la naturaleza que nos rodean nos remueven en lo profundo de la conciencia. Cómo en la metáfora de Pierce, la conciencia es como un lago sobre el cual caen gotas de lluvia. Estas gotas remueven incluso lo más profundo del lago. Este es el efecto de las impresiones del entorno en nuestro ser. Siempre están ahí, sólo que no somos concientes.
Estas energías fluyen en nosotros si o si, al hacernos concientes de su llegada nos alineamos con Ella y pretendemos sacar el mejor provecho, para que colaboren con nuestra evolución y nuestros deseos.
Es por esto que es tan importante celebrar los cambios del entorno, son parte nuestra, del ciclo que se repite y que nos hace revivir patrones para poder sanarlos de una vez. Cada vez que la rueda gira tenemos una nueva oportunidad de aprender y profundizar, transitando la espiral que va al centro del ser. Tomando conciencia en cada paso nos abrimos a recibir las bendiciones y desafíos de cada tiempo.
Beltane además no cae en cualquier fecha, en el hemisferio norte es cuando el sol está en el grado 15 del signo de Tauro, es un signo que se relaciona a la sensualidad, a los 5 sentidos y a todas nuestras glándulas endocrinas. En el hemisferio sur esta festividad nos toca en el grado 15 de Escorpio, tiempo de sexualidad y transformación, revelando como el amor nos conecta con el encuentro con la muerte y los cambios profundos del ser.
En otro nivel, la astrología sumeria y muchas de las formas de astrología antigua, incluían al tiempo meteorológico en sus profecías, ya que este ejerce una influencia directa y más cercana que las mismas estrellas. Esta conexión se ha ido perdiendo con el tiempo y el motivo de celebrar Beltane en Noviembre y no Samhain, popularmente conocido como Halloween, es que no podemos ignorar el clima que nos rodea. En la Rueda de Avalon el tiempo queda representado por las nueve Morgens, cada una es la representación de una faceta del clima. Morgen Thetis en este tiempo es la Dama de la Música y Guardiana del tiempo, y está representada por las nubes. Las nubes son puertas abiertas a la imaginación, la práctica infantil de jugar a ver figuras en las nubes, puede ser utilizada como forma de adivinación en la naturaleza. En este tiempo de transición las nubes siguen cubriendo el sol gran parte de los días.
Cada día estamos tomando más conciencia de las distintas capas de simbolismo del mundo que nos rodea, y cada vez más personas celebran más los cambios sutiles de la naturaleza. Es de esperar que las facetas de la Madre Tierra durante el Año se revelen cada vez a más personas.
En Beltane en la Rueda de Avalon celebramos el amor, la sensualidad, la sexualidad y el florecimiento de la Primavera, a Rhiannon, la Yegua Blanca, que cabalga misteriosamente en las laderas de los cerros. Rhiannon habita el Annwn el inframundo Celta, y esto la conecta directamente con la festividad opuesta que es Samhain.Ella es también Reina de Elfland, la tierra de los Elfos. En esta festividad llamamos al consorte de Rhiannon Pwill, él visitó el inframundo e interrumpió la Caza Salvaje del Ciervo del Dios astado Kernunnos. Ante tal ofensa, debió intercambiar lugar en el inframundo con el Dios Lunar Arawn. Para entrar tuvo que beber de las aguas de Mab, el río rojo del otro mundo. Su jornada de iniciación fue ayudada por Rhiannon quien se le aparece en un sueño con dos manzanas, una para él, la manzana del conocimiento, y otra para su oponente, con tal consejo, Pwill gana la batalla y puede volver al mundo de arriba el próximo Beltane. En donde buscará a Rhiannon en las colinas de los montes de los Summerlands.
Una tarde luego de su comida Pwill va desde su palacio en Narberth a Gorsedd o al Túmulo de Arberth, del cual se dice que quienquiera que se siente en el Túmulo recibirá heridas o golpes o verá una gran maravilla. Mientras estaba sentado ahí en el atardecer, Pwill ve a la Dama vestida de color dorado y cabalgando un caballo blanco alrededor del camino hacia el Túmulo. Envió a uno de sus hombres para averiguar quién era Ella. El hombre corrió tras Ella mientras cabalgaba, pero mientras más rápido corría más lejos parecía estar la Dama, a pesar de que su paso parecía no alterarse. Pwill luego envió a al hombre al palacio para obtener un caballo e ir tras ella, pero de nuevo mientras más urgía a su caballo a ir rápido, más lejos parecía estar la Dama, sin embargo Su paso parecía el mismo.
Al día siguiente Pwyll volvió al Túmulo con su hombre y caballo. Una vez más la Dama de dorado pasó cerca y Pwyll envió a uno de sus más jóvenes y rápidos jinetas para averiguar quién era Ella. El hombre La siguió pero una vez más sin importar lo rápido que cabalgaba, no la podía alcanzar mientras Ella seguía al mismo paso. Algo extraño ocurría.
La tercera tarde Pwyll tomó su caballo, con montura, listo para cabalgar, hacia el Túmulo. La Dama apareció una vez más y mientras pasaba Pwill montó su caballo y corrió tras Ella, pensando que sería fácil alcanzarla. Sin embargo, no importando cuan duramente cabalgaba su caballo, no La pudo alcanzar. Luego de un largo tiempo, exhausto, La llamó,
“O doncella, en el nombre del mejor amante, quédate para mi”
“Me quedaré con gusto”, Respondió Rhiannon, “Y habría sido mejor para tu caballo que me preguntaras mucho antes.”
La Dama se detiene y remueve el tocado que cubre su rostro, develando Su belleza.
“Dama” dice Pwill “Me dirás tu propósito”
“Te lo diré” dice Ella, “Mi mayor propósito era encontrarte.”’
Volviendo del Inframundo Rhiannon y Pwill se casan y reinan felices en los Summerlands durante tres años. Hasta que Rhiannon da a luz a su hijo Pryderi, que significa «ansiedad». A los tres días Pryderi desaparece y Rhiannon es culpada de haberse comido a su bebé.
Pwill enfurecido ordena el exilio de Rhiannon fuera del castillo en los establos por siete años.
Un paisano llamado Tiernon tenía una yegua y pasó la noche en su establo para ver el nacimiento de un potro. Al nacer este, un enorme buitre entró por la ventana y se robó el potro, en su lugar apareció un bebé. Tiernon noto el parecido entre el bebé y los soberanos y lo llevó al palacio.
Pwill libera a Rhiannon de su castigo.Su hijo de Cabellos Dorados, mitad humano, mitad Elfo, reinaría luego de morir Pwill.
Texto Adaptado de Kathy Jones «Spinning the wheel of Ana»