Lermite

“Bueno, Aladino, ¿dónde está la lámpara?” Y Aladino contestó: “¡La tengo en el pecho!” El otró dijo: “¡Sácala ya y dámela!” Pero Aladino le dijo: ¿Cómo quieres que te la de tan pronto, ¡oh tío mío!, si está entre todas las bolas de vidrio con que me he llenado la ropa por todas partes? ¡DéjameSigue leyendo «Lermite»

El Enamorado

“¿Alguien hay?”, y “hay”, había respondido Eco. Él quédase suspendido y cuando su penetrante vista a todas partes dirige, con voz grande: “Ven”, clama; llama ella a aquel que llama. Vuelve la vista y, de nuevo, nadie al venir: “¿Por qué”, dice, “me huyes?”, y tantas, cuantas dijo, palabras recibe. Persiste y, engañado de laSigue leyendo «El Enamorado»