«—De acuerdo. ¿Cómo puedo llegar al río Amarillo? —preguntó imitando el acento de la mujer, el acento de Shandong.
—¿Qué río Amarillo? —preguntó ella.
—El río Amarillo, sólo hay un río Amarillo en China. Su ciudad, Jinan, ¿no está al borde del río?
—¿De qué está hablando? Mi ciudad está lejos del río. Nunca he ido. No hay nada interesante allí.
La mujer continuó pegando cajas y no le prestó más atención.
El proverbio dice «Uno no puede morir sin haber visto el río Amarillo», y de repente tenía ganas de verlo.»
Gao Xingjian, El libro de un hombre solo.