Despiértate esta misma mañana, ¡oh cisne!,
levántate y sígueme.
Hay un país donde no imperan ni la duda ni la tristeza,
donde ya no existe el terror de la muerte.
Allí, los bosques primaverales están en flor,
y la brisa nos trae un perfume que dice: «Él soy Yo».
Allí, la abeja del corazón
penetra profundamente en la flor,
sin aspirar a otro goce.
Kabir