En el año 2004 sufrí un esguince de columna a la altura de los omoplatos, zona vulnerable para mi debido a que tengo una leve escoliosis que en ese momento ignoraba. Hice una torsión exagerada y me lesioné.
El dolor era insoportable y parecía no pasar con el correr de los días. Comencé a tomar analgésicos tipo ibuprofeno, eso lograba que el dolor se atenuara unos días y luego volvía.
Dormía bien, pero cada mañana al despertar lo primero que sentía era el dolor y a medida que pasaban los días mi ánimo empeoraba.
Hice tres tratamientos kinesiológicos con distintos terapeutas. Ninguno funcionó.
Tomé corticoides por vía oral e inyectable. No funcionó.
Me dieron analgésicos de mejor calidad. No funcionaban, el alivio era leve.
A esas alturas y ya pasado un año casi de comenzar el dolor ya estaba con depresión aguda.
Entonces ya agotadas las opciones alopáticas me hice acupuntura. Y eso me alivió. No eliminó para siempre el dolor pero podían pasar semanas sin que me doliera, el dolor volvía por unos días y luego pasaba.No era mi primera experiencia positiva con acupuntura, ya tenía en el pasado una buena experiencia con las alergias.
Entonces saliendo de la depresión y del dolor, en medio del resentimiento que esta experiencia me dejó pensé que quería ser terapeuta alternativa y aliviar el dolor de otros. Estudié algo de medicina oriental, tomé el primer nivel de Reiki y estudié el libro manos que curan. Me atrajo el poder ser una sanadora energética,me atraía pensar que lo que se podía lograr con agujas se podría lograr sin ellas, pero había cosas de ese libro que no me hacían sentido.
Reiki funcionaba, funcionaba con el dolor de cualquier índole y decidí profundizar.
No sabía por donde seguir y encontré en el camino a Silvina Páez. Me llamó la atención el sistema Tera Mai. El nombre tenía algo que me atraía, sonaba como “Mi Tierra” y cuando consulté, Silvina me dijo que ese sistema tenía una gran conexión con la Tierra. Me sonaba a moda y sin embargo confié en mi intuición. Yo había practicado el budismo tibetano durante 7 años y sabía que en este momento estaba buscando una espiritualidad más terrenal, menos mental, sabía que Tara, la Diosa tibetana, y Kuan Yin, la Diosa china“regente” del Reiki estaban conectadas. Pero no sabía hacia donde iba.
Entonces tomé el segundo nivel de Tera Mai. Me parecía mágico. Tenía símbolos para cosas específicas como limpiar casas o armonizar grupos. Quise tener la maestría porque sabía que me ayudaría más con mi dolor, que volvía menos pero volvía. Al mismo tiempo había cosas del sistema que no me cerraban. Sin embargo, seguí adelante y leí el libro de Kathleen Milner la que inició el dicho sistema. El texto me parecía bastante confuso, aunque me dio a entender que Reiki era uno de los muchos sistemas posibles y eso me hizo sentido rápidamente. Me di cuenta que Reiki es magia, los manuales de Reiki son grimorios, los Reikistas trabajan con entidades y con la energía de la base de la columna, Mikao Usui era un mago.
Lo que yo quería entonces era entender qué había detras de estos sistemas de sanación espiritual y de a poco todo me empezó a cerrar. Antes de tomar la maestría estuve estudiando cábala,chamanismo y comencé mi camino de vuelta hacia la Diosa.
De a poco todo empezaba a hacer sentido. Mi Tierra.
Ahora comprendo que aquello que no me hacía sentido no tenía importancia. Eran cosas que incluso no forman parte del sistema sinó del aura que le dan a veces quienes lo promueven. Uno puede imaginar, alucinar o soñar cualquier cosa, claro que sacado de contexto se presta para burla. Por eso en la magia se cuida la privacidad. Todos en los sueños hemos visto cosas sin sentido. Y mucho de lo que se habla alrededor de Reiki puede ser sinsentido para la razón.
A estas alturas ya sabía que no quería ser terapeuta. Quería ser maga o chamana o sacerdotisa. Eso se definiría después, lo mío sería sanar el alma desde otro lugar.
Complementé el Reiki con los archivos akásicos y seguí por un tiempo profundizando con Viviana Valdenegro en el sistema Japonés, en el cual llegué hasta el nivel dos. Este sistema tiene más la forma de un camino espiritual que los otros que conocía. Es un sistema bello en el cual no seguí, porque mi camino me llevó a otros lados.
Hasta ahora sigo usando Reiki y el dolor vuelve de vez en cuando para recordarme esta historia. Aunque Reiki no sea la única forma de abrir los canales del cuerpo a la sanación es un sistema sencillo y sintético. Se trató de occidentalizar lo más posible e incluso de cambiar su historia para adaptarse a las creencias occidentales.Funciona, aunque lo deje a uno con muchas preguntas al principio. De a poco se juntan los ríos.
Susana Aguilar